miércoles, 1 de abril de 2009

En blanco

Había completado con éxito las tres primeras fases. La última se le resistía: repasó minuciosamente las fórmulas empleadas, estaban bien. Pisadas obsesivas para aclarar sus ideas, ni modo, sólo quedaba el último paso y no daba con él. Desesperado, reconoció su derrota. Marcó un número en el teléfono. Al otro lado, una voz áspera: “¿cómo es posible que un físico nuclear se atasque poniendo la lavadora? Gira la rueda y déjala donde pone xx xxxxx.”

18 comentarios:

Anónimo dijo...

No creo que ningún físico se reconozca a estas alturas en el epíteto "nuclear". Hay gente que se dedica a la Física Nuclear, pero se me hace raro pensar en ellos llamándose a sí mismo "los nucleares". Por otro lado, lo del tópico del varón incapacitado genéticamente para el manejo de la lavadora creo que ha prescrito también. Es una cuestión de interés y de organización: para bien o para mal (y en eso tienen la culpa los dos sexos) se definen territorios de exclusividad, especialmente en eso tan claustrofóbico llamado "vida en pareja". Las mujeres no suelen fiarse de los hombres en materia de ropa, porque son muy obsesivas con su ropa y no quieren encomendarles a ellos su cuidado, así que la lavadora se convierte en uno de los dominios femeninos, lo que incapacita "de facto" al varón para usarla salvo cuando le es ordenado, y recibe instrucciones precisas. Pasan cosas semejantes del otro lado, y, además, por lo general, el uso de "gadgets" electrónicos suele ser cosa del varón. Como todas las generalizaciones, ésta ofrece una descripción razonablemente buena, pero sólo en primer orden, del promedio de los individuos y no puede, por tanto, dar cuenta de los detalles finos o de los casos particulares.

Por otro lado, como es bastante fácil suponer, la formación universitaria de los Físicos Nucleares (sean lo que sean) no tiene por qué convertirlos en manitas. Yo soy científico, pero no me atrevo mayormente ni con los enchufes de la casa (eso sí, soy bueno con el manejo de aparatos electrónicos, especialmente los que tienen que ver con el sonido o la imagen).

Así que si juntamos el estereotipo del científico al estereotipo del varón negado para las tareas domésticas más "elevadas", como poner la lavadora, tenemos quizá un chascarrillo, pero poco más, me temo.

He ahí tu solicitada crítica, Alicia. Yo creo que la cosa no daba para mucho más.

Besos,

V.

P.S. ¿Servirá alegar como contrajemplo lo bien que pongo yo la lavadora y lo poco que me estorba para ello (o me aporta, para lo que estamos) mi formación científica? :-)

Velda Rae dijo...

Simpático, Alicia, no me esperaba lo de la lavadora ;-). Gracias por jugar conmigo, mañana escribiré un post recopilando todos vuestros 'En blanco'.

Sobre los estereotipos masculino/femenino, no siempre responden a la realidad concreta, pero en mi caso, mi ex marido, con ser un manitas capaz de resucitar casi cualquier aparato electrónico o mecánico, manejando mejor que yo la olla a presión y dominando por completo el uso de la aspiradora y el lavavajillas, la lavadora se le resistió siempre. Nunca fue capaz a entender el concepto 'ropa blanca' y 'de color'.

Viktor dijo...

Son conceptos ambiguos en sí mismos. La capacidad de discernimiento femenina en materia de ropa es elevadísima, y proviene de un entrenamiento riguroso desde la más tierna infancia. El mundo de la ropa masculina no se somete a categorías demasiado rígidas. Como activo ponedor de lavadoras he comprobado que, salvo en casos muy concretos de prendas que se ensañan con las otras sacrificando para ello su propio tinte, una dosis elevada de dispersión cromática en la colada no produce efectos secundarios reseñables. Así que podríamos concluir quizás que el manejo nominalmente deficiente del personal masculino de ese prodigio tecnológico denominado "lavadora" se debe, no tanto a su torpeza o impericia, como al hecho de que los estándares de calidad los marca el estrato dominante de ese territorio, que es femenino, y son reglas prolijas, muy complejas, y, lo que es más importante, secretas, pues todo el mundo sabe que el poder en realidad sólo puede ejercerse de ese modo. :-)

Besos.

ana dijo...

Bueno! es una tesis doctoral!
Mucho más sencillo es colocar un rollo nuevo de papel higiénico cuando se acaba, y algunos tardan una vida en comprender el mecanismo y lograrlo.
Con voluntad de un lado y un cierto grado de confianza en el aspirante, se consiguen triunfos importantes.Luego viene el doctorado (tender la ropa), eso se las trae.
Nosotras también tenemos nuestras deficiencias, seguro.

Un beso Alicia, buen Abril ;-)
ana

Anónimo dijo...

Cuando "las mujeres" (atentos a la generalización: todo lo que viene después es un puro tópico y por ello sólo tiene intención humorística) entran en esa dinámica de queja sobre los varones (generalización again) siempre se me plantean dos preguntas:

1. ¿Con qué tipo de hombres (por no decir gentuza) se han relacionado, habida cuenta de tan descorazonador testimonio?

2. ¿No han considerado la posibilidad de prescindir de un modo absoluto y definitivo de tales criaturas, o al menos de buscar mejor la próxima vez que decidan convivir con alguno?

Mis capacidades masculinas (aunque yo soy Nexus 6 e incorporo muchas variantes poco comunes de serie) incluyen tareas de la complejidad descrita y no he detectado deterioro de mis circuitos por ejecutarlas. Tiendo a pensar, pues, que la proverbial agudeza de las mujeres debe presentar como mínimo ciertas limitaciones en lo referido a la elección de su compañero o al reparto de las tareas domésticas con él, visto lo visto.

Otras deficiencias de las mujeres no me son desconocidas, razón por la cual (junto con otras razones, no menos poderosas) descarto definitivamente la posibilidad de convivir con ellas, decisión que, creo, beneficia a ambos sexos, dado que no dudo que seré un pésimo candidato a acompañante (por no hablar de mi pobre performance en materia sexual).

Sin embargo, eso no es óbice para que me pregunte si, aceptada como perdida ya esta generación, los educadores (y educadoras, sobre todo) están haciendo lo adecuado con sus vástagos para dotarles de esas variantes tipo Nexus 7 que requieren, de modo que se llegue en un futuro próximo a la improbable, pero sin duda maravillosa situación en la cual una mujer le confiará a su hombre el cuidado de sus prendas de ropa más queridas.

Yo no estaré para verlo, pero mientras tanto me ejercito humildemente en la práctica del tendido de ropa, y en mi cuarto de baño no falta papel higiénico.

Besos.

V.

Alicia dijo...

Gracias, V., por la crítica. Efectivamente, sólo era un chascarrillo, un juego a propuesta de Velda. No da para más.
Como contra-contra-ejemplo, te diré que mi lavadora se organiza por días, que siempre comprende muestras de todas las longitudes de onda y que yo fui quien enseñó a mi ex a usar un taladro, entre otros aparatos presuntamente masculinos. Y encantada de confiar a cualquier varón no sólo el cuidado de mis prendas, sino cualquier actividad doméstica. Lo malo es que no se suelen dejar y, al fin y al cabo, alguien tiene que hacerlas.
Y lo del físico nuclear, como me ponga en plan precisión absoluta, no escribo nada, así que he decidido que esto no es un paper y (casi) todo vale.
Lo del papel, Ana, estoy convencida de que su madre siempre era la encargada de ponerlo (en algunos casos, corroborado) y nunca cogieron tan buena costumbre, con los nuevos portarrollos mejora algo...
Besos a todos,
Alicia

ana dijo...

Bueno ese calificativo de "gentuza" que emplea "V" lo dejo para (y exclusiamente) gente con poca categoria humana, no para los perezosos domésticos. Esos son jetas o inútiles, pero gentuza no. Hay una amplia gama de gentuza que saben poner lavadoras y demás a la perfección, pero no saben comportarse como personas educadas en cualquier situación, esos si se merecen ese calificativo.
Y los atributos que a mi en particular me gustan de los hombres no van por esos derroteros, habida cuenta de que me sobro para hacer cualquier tarea de casa sin su ayuda, prefiero la educación en su amplio sentido, el buen trato, la simpatía, la capacidad para escuchar, hablar...que sea buena gente;
y puestos a pedir, claro!!! si es majetón mejor ;-), o no?

Un beso Alicia,
ana

Alicia dijo...

Terrible trampa, Ana, típicamente femenina. (Lo que sigue sólo se aplica, obviamente, si se cohabita): como las mujeres, gracias a nuestra particular formación, nos sobramos para las tareas domésticas, efectivamente "eximimos" a los varones de realizarlas; y no es que sea una cualidad recomendable, es que ni se plantea que, si ensuciamos al 50%, debemos limpiar al 50%. Por supuesto, repartiendo las tareas de la forma más inteligente posible, si a mí me gusta limpiar el baño y a él planchar, por qué cambiar?, pero repartiendo equitativamente. Que lo del manitas está muy visto, pero ¿cuántas veces al año se requieren sus "servicios", aparatos de imagen y sonido incluidos? Y los platos se lavan todos los días.
Dicho lo cual, ando enrabietada porque tres mujeres no conseguimos poner el fluorescente de mi baño, y llegó un varón, y 10 segundos, oiga ;-)
Un beso,
Alicia

Mery Jane dijo...

Muy aguda tu entrada de hoy Alicia.
Ya te había leído algo ayer, pero no encontraba motivos para comentar, hasta ahora.

No te creas V.: no ha prescrito para nada la ineptitud de los hombres para poner lavadoras, ya que tanto mi madre como yo dejamos chuletas a mis hermanos y mi padre cuando se quedan sólos.Y creo que también te equivocas en lo del cariño por nuestra ropa, parece más una excusa masculina más bien...Por decir un ejemplo.
En fin, no sé, si me pongo a analizar todo lo que V. dice, estoy hasta mañana.
En lo que sí estoy de acuerdo ampliamente es en lo que V. dice en materia de educación, sobre todo materna en materia de labores domésticas.

Por lo demás, muy de acuerdo con vosotras, pero me parece más complicado de lo que se piensa a simple vista.

Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Bueno, Mery Jane, lo que parece evidente es que si tus hermanos no saben poner una lavadora y tú sí es mucho más probable que se deba a diferencias en la educación impartida por tu madre que a deficiencias congénitas.

Y que hay gente muy especialita con sus cosas, ni se duda. Hombres y mujeres, cada uno con lo suyo. Me conozco yo a cada cual que asusta.

Claro que, como he dicho, una conversación basada en tópicos no se puede tomar completamente en serio, se trata más bien de hablar por hablar.

Besos.

V,

Tordon dijo...

Entrada muy inteligente e ingeniosa, estimada Alicia.
Y agradezco la incompetencia electro-doméstica de ese fisico nuclear que nos ha permitido disfrutar con tan animado debate.
Salu2
PD:Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi anónimo señor ...

silvo dijo...

Jjaajaj , pero si la lavadora es más complicada que cualquier formula física, saludos

Alicia dijo...

Me alegra ver que unas pocas líneas escritas con la intención de jugar hayan provocado tan jugosos comentarios.

Besos a todos,

Alicia

(V., no me resisto, eso de las deficiencias congénitas: tengo un compañero que afirma que el mayor ángulo que tenemos las mujeres entre el cúbito y el tronco (en la posición anatómica, con las palmas hacia delante) hace que fregar cacerolas nos resulte "innato"; y otra colega que asegura que el cromosoma Y no es más que un X muy mal copiado, con múltiples deleciones, y eso supone que habéis perdido tantos genes...)

Anónimo dijo...

Tus dos compañeros tienen, me temo, mucho morro, cada uno por su lado. Básicamente.

Besos.

V.

Anónimo dijo...

Por cierto, qué bonito el palabro "deleción", transcripción literal de "deletion", imagino. Estos retornos al latín vía el inglés siempre resultan fascinantes.

V.

Theo dijo...

Ha sido divertido. Puedo imaginarme perfectamente a mi padre en esa tesitura. Bueno, mi padre ni siquiera habría completado las tres primeras fases... Ya que hablamos, hoy me toca colada!

Saludos!

Anónimo dijo...

Saludos Alicia.

Yo debo ser un zopenco integral: me arreglo bien con la lavadora (en blanco y negro o a todo color), con la secadora y el tendal, con la plancha (aunque no planche los tangas de mi señora), con la aspiradora y la escoba y la mopa (de otros polvos no hablamos), con la cocina y el microondas (ya no utilizo el abrelatas para cascar un huevo), etcétera.
También reparo las averías menores (las otras para los especialistas y para que no aumente el paro), llevo al niño al cole o le doy de comer o lo visto o le limpio el trasero sin que se me caigan los anillos (que no llevo), hago la compra y la coloco en su sitio, organizo todos los papeles que entran en casa por el agujero del buzón...
No me extraña que no se quiera separar. ¡Cachis!

Jose.

Alicia dijo...

Theo, no será físico tu padre, por casualidad? ;-)

Claro, José, es que también es tu casa, tu ropa (tangas aparte, salvo algunas momias del Pleistoceno, ya nadie plancha la ropa interior), tu hijo. Si lo que yo defiendo, precisamente, es eso, que no se necesita ninguna formación para las tareas domésticas, basta con poner un poco de interés y no ser un vago redomado. Y cuidado con los otros polvos, que también cuentan a la hora de separarse o no ;-)

Besos,

Alicia

PS. V., el palabro te estaba especialmente dedicado.