miércoles, 29 de abril de 2009

Blogosfera IV

No llencis les cartes d’amor

Ellas no te abandonarán.

El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esta flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Caerán los años. Te cansarán los libros.
Descenderás aún más
e, incluso, perderás la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.

Joan Margarit

En el piso 26 de Torre Picasso, Madrid.

- Buenos días. Le atiende xxxx xxxxx, de Google España. ¿En qué puedo ayudarle?

- Perdona, ¿podrías hablar un poco más despacio?

- ¿Cuál es exactamente tu reclamación?

- No puedo contestarte a esa pregunta.

- La compañía establece planes de actuación para los próximos dos años, planes que obviamente, no te puedo contar. La gratuidad de los servicios está garantizada ahora mismo, hemos puesto en marcha una campaña para que los usuarios puedan obtener beneficios ../..

- ¿Dentro de cincuenta años, por ejemplo?

- ¿Eternos?

- Me temo que no puedo ayudarte. Buenos días

domingo, 26 de abril de 2009

Ángulos

Como cada noche, abrió la cama formando con las sábanas un ángulo de 45º; la práctica hacía ya prescindible el goniómetro. Las zapatillas reposaban en el suelo, sin pisar ninguna línea, perfectamente alineadas. Después de calcular el seno y el coseno del ángulo que dibujaba la manga de la americana con el eje del galán, durmió tranquilo como un bebé.

Como cada día, se acicaló y se dirigió a su trabajo en la gran biblioteca, donde era muy apreciado, excepto cuando lo destinaron a la sección infantil. A punto estuvo de costarle un ingreso psiquiátrico. Desde hacía unos años trabajaba para completa satisfacción de todos en la zona de ciencias.

Era un día como cualquier otro hasta que apareció ella, rectilínea de perfecto rostro anguloso. La que siempre supo que vendría, ésa que otros llaman media naranja y él calificaba de ángulo complementario. Le pidió un tratado de trigonometría y su lengua se desató hasta invitarla a un café a la salida. Una primera cita muy larga, en la que ambos mintieron. Luego, incapaz de calcular la tangente de su enamoramiento, acabó ingresado.

jueves, 23 de abril de 2009

Un amor que se redujo a palabras

Todo empezó con la dedicatoria de un libro “A R.F.R., que me regaló la poesía”. Ella quiso saber si debía darse por aludida; al fin y al cabo, un libro de poemas para el octavo cumpleaños de un niño no suponía tanto mérito. Asistió a la presentación. Sí.


El reencuentro acabó en besos y versos en el hotel contratado. Luego vinieron las citas a escondidas, la pasión sin freno, la mudanza. Las sábanas compartidas, el cómo te gusta el café, la impostura de lo cotidiano. Siguieron juntos pese a rumores y envidias, rechazos cercanos y opiniones interesadas. Pero no pudieron vencer al imposible acompasar de sus cuerpos, a la incierta certidumbre de su futuro, a los celos de él por la ausencia de celos en ella. Se ahorraron los reproches.

Cuando ya todo hubo acabado, él escribió un poema y ella se embarcó en un taller literario.

miércoles, 22 de abril de 2009

De lo que no nombran los nombres

Al principio del siglo que acabó, una niña jugaba a la rayuela llevando en brazos a su hermana de meses. Del 1 al 2, y de ahí al 3, los dos pies en 4 y 5, más atenta a los rudimentos de matemáticas que a la pequeña envuelta en un mantón. Al llegar al salto más difícil, oyó detrás suyo un ruido sordo, no demasiado fuerte. Su hermanita dejó de respirar sobre el 7. La enterraron.

Voló el tiempo como sólo él sabe hacerlo. La niña que fue puso el nombre de la hermana muerta a su segunda hija. Un homenaje. La segunda hija creyó que su madre veía en ella la culpa y por eso no podía quererla.

El tiempo siguió haciendo su trabajo. La segunda hija tuvo también una segunda hija, y le impuso su nombre. Narcisismo. Imposición de voluntad frente a marido y familia política, quienes tenían preparado otro nombre de dos generaciones en caso de que fuera varón, nombre que ella jamás aceptó.
La tercera de la saga recibió estas historias desde niña. Nunca vio sombras de culpa en su abuela ni otra cosa distinta al orgullo en su madre. Y juró que jamás daría su nombre a una hija.

martes, 21 de abril de 2009

Blogosfera III

De: irisazul@warmmail.com
A:plumanegra@juamail.com
Asunto: ¡un año de mails!
Fecha: 3/3/2008
Mi querido Sergio:
Hace un año que estamos en contacto, mucho ha llovido desde que me enviaste ese tierno mail en respuesta a una entrada de mi blog, tan tímido entonces que no te atreviste a ponerlo como comentario. Ha habido tantos desde entonces, hemos hablado de tantas cosas, que tengo la impresión de conocerte mejor que a alguno de mis amigos, aunque nunca te haya visto, y que tú sabes más cosas mías que otros muy cercanos.
Poco más por ahora, estoy preparando una nueva entrada en el blog y tengo la comida al fuego. Ya seguiremos hablando de ese último tema, pero no quería dejar pasar la ocasión de recordar este atípico aniversario; ya sabes, esas tonterías intrínsecamente femeninas por las que a veces me dejo llevar, como recordar qué música sonaba la primera vez que hice el amor.
Un beso apresurado,
Susana

De: plumanegra@juamail.com
A: irisazul@warmmail.com
Asunto: RE: ¡un año de mails!
Fecha: 3/3/2008
Hola, Susana:
Me temo que para eso de los aniversarios soy un desastre, no me habría acordado. Echando la vista atrás, todos estos mails de ida y vuelta me han servido para conocer rincones oscuros de mí mismo que nunca antes había pisado, para sorprenderme de mi propia impaciencia al abrir el correo y, algo que nunca te agradeceré lo suficiente, para volver a escribir, como en la ya lejana adolescencia.
También a mí me ha sorprendido este mail cuando estaba rematando un poema para el blog. Espero que te guste.
Besos,
Sergio

De: alvarezabogados@luna.es

A: susanamartinez@warmmail.com
Asunto: Demanda
Fecha: 7/06/2008
Buenos días, Susana:
Tras nuestra conversación telefónica, te envío este correo para confirmarte que acepto defenderte en la demanda. En el archivo adjunto encontrarás la lista de mis tarifas, por favor, escríbeme un correo diciendo que las aceptas y envíame toda la documentación de la que hablamos, para que pueda empezar a estudiar el asunto.
Un cordial saludo,
Ángel Álvarez – Abogado

De: 01juzgado03628@libra.es
A: 01juzgado01240@libra.es
Fecha: 21/04/2009
Hola, Paco:
Te envío un expediente para esa nueva colección tuya de casos relacionados con Internet. Es uno de los asuntos más curioso de los que he tenido que ocuparme en mi ya dilatada carrerita. Una especie del “chico conoce chica” de toda la vida, pero completamente virtual hasta que se vieron por primera vez las caras en mi presencia, demandada ella por plagio.
Decididamente, me siento caduco ante tanta modernidad. Aparte de aprender lo que es un “blog”, o cuaderno de bitácora, como insistía el abogado de él, y qué tipo de cosas se escriben ahí, pude comprobar cómo dos personas desgranaban intimidades en la pantalla, desde sentimientos totalmente inapropiados hasta fantasías sexuales, sin haberse visto nunca. Cuando he revisado el DVD me ha parecido percibir un destello de sorpresa, incluso cariño, en los ojos de él, al verla por primera vez. Qué cosas.
Espero verte en la próxima reunión. Un abrazo,
Juan

Otra versión, ligeramente distinta y sensiblemente más corta, de la misma historia
Ya en el estrado, la juez enrojece al leer los papeles del asunto siguiente y confía en el maquillaje. Empieza la vista, demanda por plagio en un blog. Con un gran esfuerzo de concentración, consigue no dirigirse a ellos por sus nicks. Afortunadamente, nadie menciona el suyo, "orquídea".

sábado, 18 de abril de 2009

Naufragio

Se levantó deprisa, como siempre, y se dispuso a realizar las consoladoras rutinas del día. Hacer la cama para cuando llegara otra vez la noche, desayunar de pie, hacer la comida, un paseo y poner en orden sus dominios. Todo bien. Se sorprendió a media mañana haciendo ejercicios vocales, llevaba mucho tiempo sin practicar. Paradojas de la vida, tantos años aprendiendo a modular su voz, a impostarla y dirigirla hasta la última fila de butacas, para ahora recitar su papel a las palmeras, que seguían dando dátiles aunque su Desdémona no fuera creíble.
Luchando contra el aburrimiento, dirigió su imaginación hacia un futuro cada vez más improbable, en el que la entrevistaban para una de esas publicaciones deliciosamente frívolas (a veces, insoportablemente frívolas) que tanto la perseguían. Contestaría que en los últimos años había aprendido que la ropa sirve para algo más que cubrir la desnudez, que el jabón, efectivamente, destroza la piel, y que la leche de coco es muy nutritiva. Para las revistas más serias reservaba el descubrimiento de que el instinto de supervivencia no se adormece tras décadas de vida acomodada, que su registro dramático había subido varios enteros y que nunca más tendría que impostar la risa. Para sus memorias, quizás, dejaba la pregunta más importante, de por qué se escondió cuando vio llegar la lancha, en el primer día de su llegada a la isla.

miércoles, 15 de abril de 2009

Reparto de tareas

En el Cielo
“A partir de ahora, yo me encargo del Bien y tú te ocuparás de todo el Mal”, dijo Dios a uno de sus ángeles, conocido como Lucifer.

En el Olimpo
“Ocúpate tú del adulterio, que yo me quedo con la venganza” (Hera, a Zeus)

En el Antiguo Egipto
- Mientras tú te divertías con tu hermanito Seth, yo tuve que dedicarme en exclusiva a todos los asuntos, incluida la educación de nuestro hijo Horus. Para colmo, perdiste la pelea y yo perdí años recomponiendo tus pedazos.
En el siglo XV
- Padre Torquemada, no se preocupe usted por cuántas vueltas hay que darle al torno para que se descoyunten los hombros, déjeme a mí esos detalles insignificantes.

Edad contemporánea
- Yo ayudo mucho a mi mujer en casa, echo los calcetines a la lavadora, sé poner el lavavajillas y los domingos por la mañana llevo los niños al parque para que ella pueda limpiar cómodamente y hacer el tupering de la semana.
- ¿Sigue trabajando en la fábrica?
- Claro, no pensarás que tengo que mantenerla.

lunes, 13 de abril de 2009

(Re)searching

No busques mi nombre entre los legajos de tu memoria

atados con cintas de colores; allí no estoy.

No recorras los cuadernos de la infancia, las estanterías donde

disponías tus soldaditos para la siguiente batalla del hacerse mayor.

No perturbes las aguas grises del estanque en el que ahogas

los sueños de ojos abiertos (¿ya sabes cómo castigan los dioses?).

No recorras esos laberintos de cristal donde ordenaste con mimo

libros imprescindibles, cachivaches necesarios y recuerdos de viajes.

No mires los cuadros y muebles que adornan tu casa, las fotografías

de las paredes y los álbumes polvorientos de hace veinte años.

Búscame donde sólo puede estar la belleza que dura un instante,

el arco iris que se te escapó esta mañana, una risa sin sombra,

el aroma del dondiego de tu solapa. Allí te espero.

sábado, 11 de abril de 2009

Amor de madre

Quería tanto un hijo que venció el asco de acostarse con extraños hasta conseguir su deseada preñez. Cuando por fin lo tuvo en brazos sintió que era posible morir de felicidad.

Quería tanto a su hijo que pasaba todo su tiempo con él, sólo aceptaba trabajos compatibles y el niño pisó por primera vez un aula cuando no tuvo más remedio: su ausencia se tradujo en angustia hasta que apareció el móvil. Dedicó a la crianza todos sus esfuerzos, su energía, le quería tanto que no dudó en sobornar a catedráticos ni chantajear a los menos dóciles para que aprobara la carrera.

Quería tanto a su hijo que su primera novia tuvo un accidente, la segunda se mudó a Australia y a la definitiva la escogió ella directamente del catálogo. Tuvo la primera webcam del barrio y aprendió a manejar el Messenger mejor que el lavavajillas.

Quería tanto a su hijo que cuando la diagnosticaron el cáncer supo inmediatamente lo que tenía que hacer.

viernes, 10 de abril de 2009

Némesis

Demasiada luz ¿aquí nunca es de noche? Del coma, acabas de salir del coma, tranquilo, me repiten una y otra vez y siempre es como la primera, piensan que eso explica algo. Ahí está mi madre, ¿quién va con ella? No me suena de nada esa mujer, qué guapa. Quiero levantarme de esta cama, abrazar a mi madre, algo me lo impide, no tengo tanta fuerza, me duermo...

- Recibió un golpe tremendo en la cabeza, que lo metió en coma instantáneamente. Es demasiado pronto para determinar cuáles van a ser los problemas, parece que físicamente está bastante bien, mueve las cuatro extremidades, ya controla esfínteres, puede andar. Es normal que ahora esté desorientado y que no recuerde quién ha estado de visita, o lo que ha desayunado. Poco a poco se irá centrando.

- Ya sé que estoy en una planta de hospital, todavía me lío un poco con las fechas, pero mira qué calendario me han hecho. Estoy recuperándome, ayer fui capaz de leer diez minutos seguidos, parece una tontería. Me preocupa que Clara nunca venga a visitarme, a mi madre le pregunto por ella y contesta con evasivas. Y no entiendo por qué viene todos los días esa mujer, Carmen, ya me he aprendido su nombre. Me trata con mucho cariño, incluso me besa en la boca y quiere meterse en mi cama. ¿Tú sabes algo?

- Lo que le pasa es normal en estos casos. La amnesia retrógrada, lo que ha olvidado desde el accidente hacia atrás, ocupa un tiempo variable. En el caso de su marido ahora es cercana a un año; tiende a estrecharse con el tiempo, pero no se lo puedo asegurar. ¿Ha habido algún cambio importante en su vida en los últimos meses?

- Hoy le dan de alta, nos vamos a casa. Me preocupa un poco que no reconozca sus cosas por eso que el médico llama amnesia retrógrada, todo es muy nuevo. Fue a la vuelta de la luna de miel cuando pasó. Mi marido recién estrenado, qué mala suerte. Un amor a primera vista, de los que no hay, acababa de romper con su novia de toda la vida cuando nos conocimos. Hasta mi familia pensó que la boda era un tanto precipitada, pero nos veían tan felices... Y casi se va todo a la mierda por un niñato que se saltó un stop.

- Doctor, me preocupa mucho mi hijo. Desde que le dieron de alta va de mal en peor. No duerme, no come, permanece horas sentado sin hacer nada. Me llama continuamente, diciendo cosas muy raras. Repite sin cesar que está condenado, condenado a amar a una extraña.
(Basado en hechos reales)

jueves, 9 de abril de 2009

Blogosfera II

Sobreabundancia de simpares
(más tiempo libre, al parecer)


Sexo de los ángeles
(del otro, muy rara vez)

Elaboradas disquisiciones
(docencia gratis para el que lee)

Atentados a la ortografía
(y “literatura” por doquier)

Mensajes muy o nada precisos
(lecturas viciadas sin querer)

Desahogos y lágrimas virtuales
(poemas infumables más bien)

Transgresores en zapatillas
(lo perverso está demodé)

Relaciones sólo con palabras
(no atraviesan la piel)

Adicciones sin sustancias químicas
(quién me mandaría contratar Internet)

miércoles, 8 de abril de 2009

Blogosfera

La más exuberante colección de emoticonos
se derrumba ante esa mano que se acerca a consolarme,
las cejas que agrandan ojos,
los labios que acarician mi nombre.

Juntas, las palabras del diccionario no valen
lo que cuesta mi sonrisa.

Los píxeles no tienen músculos, ni piel, ni dedos.
Ese brillo inusual en los ojos
diciéndome que te gusta, las pupilas que anulan el iris,
el molinillo imposible de tus manos,
se quedan sin traducir.

Besos virtuales que llegan directos al cerebro
sin pasar por mi boca.
Labios y lengua huérfanos de sal.

Habitantes de galaxias cibernéticas, condenados
a vivirnos sólo con palabras.

lunes, 6 de abril de 2009

Feliz cumpleaños

Se despertó con esa vaga sensación de incomodidad, más parecida a un dolor de estómago que a cualquier otra cosa, que la acompañaba casi todos los días desde que cumplió ochenta. Era esa incertidumbre de no saber si moriría antes del siguiente amanecer. Llevaba así tantos años que había aprendido a combatirla, pensando en que sí había llegado a esa mañana, a quién le importaba lo que pasara después.

Su particular Universo se había enlentecido considerablemente; por mucho que el fisioterapeuta de la residencia se empeñara, sus células se rebelaban, condenadas al suicidio, negándose a soportar otra mitosis. Claro que podía leer, y pensar, y dar algunos paseos lentos aunque no menos agradables. Todos sus amigos habían muerto, el apego de la familia disminuía de forma proporcional a la distancia entre las ramas de su árbol. Había sido uno de los biznietos quien decidió que estaría mejor en esa residencia, donde tenían, entre otras características, un peculiar sentido del humor: al ingreso, cada persona recibía como regalo no el típico neceser de aseo, sino un hueco permanente y una lápida en el nuevo cementerio, el único laico de la ciudad. “Nos ocupamos de todo”, ciertamente.

Despacio, como todo lo que requería un esfuerzo físico, se acercó a la ventana. Los edificios, los coches, el bullicio de la primera hora punta del día le alegraban la mirada. Se fijó en un joven que esperaba en la acera, impaciente, saltando de un lado a otro. Estaba tan entretenida que no oyó llegar a la Parca.

F.M.A.
6/4/1909
6/4/2009

viernes, 3 de abril de 2009

Exitus

I. En casa

Mira que eres desconsiderado. Hasta de tu propia muerte quieres ser el protagonista. ¿Por qué no te tomas esa pastilla que te ha traído el doctor? Sí, ya sé que es un prófugo de la Justicia, esas cosas horribles que se dicen de él, pero realmente, es tan amable... y me debía un favor. Claro, un favor sexual, qué otro tipo de favores iba a hacer yo, a cada uno lo que se le da bien. No me desvíes del tema, te conozco y quieres enredarme. A lo que iba. Me he comprado un traje muy apropiado para tu entierro, de la mejor lana. Ahora es todavía invierno, si te mueres dentro de unas semanas hará demasiado calor, no podré ni estrenarlo. ¿No me concederás este último capricho, tú que tantos me has dado? Te recuerdo al principio, obsesionado por complacerme... no me mires con pena, no me compadezcas, mírate tú en el espejo. Y deja de repetir esa monserga una y otra vez, como si fuera un mantra sagrado: “airridmachofdenaitandgousauzindegüinta”. Me pones nerviosa, me sacas de mis casillas. Voy a confirmar con Pilar si ya tiene los billetes a Fidji, sí, dentro de unos meses, cuando ya esté bien que consuele mi triste viudedad, fíjate lo que vas a estropear como tardes en morirte.

II. En el avión

- No, señorita, no quiero zumo. Tráigame su mejor whisky, ¿un reserva de doce años? Perfecto, aquí tiene la tarjeta... mucho hielo, sí, delicioso...
- ¿Que si tengo algo que celebrar? Eso creo, me apetecía en todo caso. Voy al sur, a sentir el sol en mi piel, huyendo de este frío que me encoge. ¿No es suficiente motivo de celebración? Claro, usted, los negocios, esos viajes relámpago a hoteles y oficinas, no le envidio, ni siquiera tendrá tiempo de conocer la playa, incompatible con ese portátil que lleva. No, yo me retiré de esa vida, sólo llevo un libro. Ligero de equipaje, ya sabe.

III. En el cementerio

- Sí, desolada, imagínate. Con lo que le quería.
- Llegó su hora, no se lo esperaban tan pronto, el cáncer, imprevisible, así mejor para él, no tuvo tiempo de sufrir.
- Tan rápido, ni tiempo he tenido de pensar que se iba, y eso que los médicos nos dieron esperanzas, también se equivocan, son humanos.
- No sé, ¿testamento, dices? Ahora no estoy para pensar en eso, mañana hablaré con mi abogado.
- Gracias por tus amables palabras, es un trajecito sin más, del fondo de armario.
- Ay, Pilar, por fin, rescátame de este mar de pésames, diles a todos que necesito descansar, lo que sea, sácame de aquí, que las carcajadas me suben por la garganta.

miércoles, 1 de abril de 2009

En blanco

Había completado con éxito las tres primeras fases. La última se le resistía: repasó minuciosamente las fórmulas empleadas, estaban bien. Pisadas obsesivas para aclarar sus ideas, ni modo, sólo quedaba el último paso y no daba con él. Desesperado, reconoció su derrota. Marcó un número en el teléfono. Al otro lado, una voz áspera: “¿cómo es posible que un físico nuclear se atasque poniendo la lavadora? Gira la rueda y déjala donde pone xx xxxxx.”