jueves, 30 de julio de 2009

Historias

Autofagia
Sus partes muertas alimentaban a las vivas. Y así crecía esplendoroso el narciso.

Dragones
Siempre había existido, desde que tenía memoria. Tenía el cuerpo gris con escamas negras y estaba seguro de que escupía fuego. Se alimentaba de palabras.

El escritor miró satisfecho la palabra FIN de su última novela, encargo para un premio. Abrió la enésima carta de su más fiel admiradora, un poema horrísono escrito con tinta morada. En vez de tirarlo a la basura como siempre, decidió dárselo en pedacitos a su iguana mascota, como había hecho con otras muchas páginas. Siempre presumía de que el bicho discriminaba entre la buena y la mala literatura. Una lástima que no tuviera estómago para la pésima.

Viaje
Alunizó desde el tren en esa ciudad en la que ninguna multitud esperaba para embeberlo. Completó la avenida en poco tiempo y llegó al lugar acordado, siempre con el maletín negro colgado de su muñeca gracias a unas esposas: la carga no había sufrido daños durante el transporte. Fue recorriendo la casona, habitación por habitación, siempre con el mismo ritual: “Doña Reidora, a ver esas patas de gallo” y sacaba la jeringa cargada de Botox. “Doña Refunfuñona, vamos a retocar ese código de barras”. Al día siguiente, se hacían fiestas para lucir las caras nuevas. Y el artífice volvía a casa con una sonrisa amarga “volveré…”

PS. Es posible que a alguien le suene la tercera historia. Apareció inicialmente como un comentario en un blog extinto, en una versión muy parecida a ésta. Me estoy plagiando a mí misma, pero no he encontrado ninguna buena razón para no hacerlo.

miércoles, 22 de julio de 2009

A un poema


Sólo
me comforta el aroma de un viejo poema.
Me pierdo en sus versos
me atrapa su cadencia.

Huyo
adonde nadie pueda herirme
adonde sólo haya palabras
a la tinta y las dobleces del papel.

Llega
la noche y con ella sus fantasmas
tan condenados como yo
a transformar el negro en blanco.

Amanece
el día cada vez menos día
con sus rituales inútiles
y la luz que se me escapa.

Mis ojos
viajan incansables

una y otra vez al viejo poema.
Por fin se cierran.

viernes, 10 de julio de 2009

Ausencias

Se ha ido la magia. Detrás de la cortina roja
el ilusionista
baja por fin las mangas arremangadas del traje
mil veces remendado. Recoge
la varita, los pañuelos, las palomas
que vuelven a ser ratas del aire,
los puñales sin filo,
la purpurina engañosa de los trucos.

El as de picas es sólo un naipe con las esquinas
marcadas.

Se ha ido la magia. Hundida en la butaca
echo de menos los instantes.
La sorpresa. Mi sonrisa.

Se han ido todos. Flota en el aire la desesperanza
y huyo.

Afuera del teatro espera el sol, la luna luego.
Pero ya no hay magia.

jueves, 2 de julio de 2009

Tiovivo



Cabalgan en vertical
negros alazanes de la ira
tordos impacientes de la rabia,
mulas grises del tedio.


Ausencias, llantos, añoranzas,
palabras vacías que se repiten
emociones demasiado llenas que inundan
a una velocidad inalcanzable.

Se quiebra el cortejo
con un improbable elefante de esperanza,
una jirafa de alegría.

Todos ellos girando, girando sin pausa
en este insomnio entreverado de pesadillas
al que llamo dormir.