miércoles, 30 de diciembre de 2009

Un diamante engastado en hojalata

Ambos viajaban mucho. Ella siempre en business, pagado por la compañía que la eligió directora general con tan pocos años. Él en la cabina de su camión de ruta internacional, decorada con pin-ups. Ella conocía al dedillo todos los museos de las grandes capitales europeas. Él, los polígonos industriales. Las amigas suponían que era un prodigio en la cama. Los amigos murmuraban "braguetazo" cuando no estaba presente. "Porque no os veis casi, por eso duráis tanto, hija mía". Ellos sólo decían "nada es eterno". Y se reían.

martes, 8 de diciembre de 2009

Duermevela


Cuando llega diciembre los árboles se desnudan al fin entre espejismos de luz

y tú me pides que haga lo mismo.


Cuando llega diciembre tus labios juegan a hacerme cosquillas y aunque

falta mucho para abril, me regalas todas las palabras.

Cuando llega diciembre la niebla ocupa todos los espacios y te oculta entre

sobras de sol, esqueletos grises caminando por la ciudad.

Cuando llega diciembre las piedras que amo se transforman en orgías de watios

que echaré de menos después.

Cuando llega diciembre el frío está fuera, chapoteando con la escarcha mientras

tú revoloteas en las sábanas calientes que acabo de abandonar.


Y por una vez me desnudo, me dejo llevar hacia ti y te cuento


todos los secretos que no has podido entrever antes de que llegara diciembre.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Choque


¿Te he dicho ya que odio los coches plateados? Cuando el sol está bajo, se confunden con la carretera. No quedaban más colores en la agencia del aeropuerto. Así dijo el otro conductor, que no me vio, que el camino estaba libre para seguir acelerando, mientras yo trasteaba inútilmente con los mandos, buscando las luces. Vino entonces el estruendo de metal contra metal, y metal contra muro. No fue eso lo peor, ni el dolor ni la quemadura del airbag. Lo peor fue tener que girar el cuello hacia ese horrible silencio donde, segundos antes, reían los niños.

martes, 1 de diciembre de 2009

Contradicciones

Si pudiera vendarme los ojos y tropezar con los muebles, que sangre la rodilla y no el ánimo.

Si taparme los oídos sirviera para no escuchar palabras.

Si creyera que la Literatura puede salvarme la vida y que escribir hace algo más que empeorar mi túnel del carpo.

Si estuviera segura de que es la pasiva de ciertos verbos todo lo que necesito.

Si creyera en el Ratoncito Pérez y los Reyes Magos, esos impostores.

Entonces me diluiría en las certezas.

Y ya no sería.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Blogosfera VII

Rebuscó en varias tiendas hasta encontrar la camiseta adecuada, compró cuatro. Preparó los rotuladores especiales, la tabla de planchar, las plantillas y las pruebas. Dos días antes tenía todo listo. Estaba segura de que sería la única oportunidad de cumplir su sueño, esa obra de teatro que él había jurado (en el blog, cierto), que no se perdería por nada del mundo y que sólo se representaría una vez.

Él salió del teatro sonriendo, incitando a sus acompañantes a rematar la noche en un bar de copas. Gin tonic en mano, dedicó unos segundos a preguntarse por qué aquella cuarentona que se llevó el Samur llevaba escrita en la camiseta la frase que servía de reluciente subtítulo en su blog.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Inacabado (y así se quedó)

Desnudo pierdes todo tu aplomo
pero ganas mi mirada resbalando por tus muslos.
De tu silencio escapa la ironía, esas frases que inventas
cuando estás aburrido. Sin embargo, mis dedos
no pueden evitar el roce con tus labios cerrados.
Tumbado

jueves, 5 de noviembre de 2009

Celos retrospectivos

Después de las primeras relaciones, que se resistía a calificar de fracasos, ya sólo buscaba mujeres vírgenes. Era la primera pregunta que dirigía a las interesadas, y en caso negativo, también la última. Justificaba esa peculiaridad con alambicadas explicaciones pseudofilosófico-machistas, pero lo cierto es que en el minijardín de su adosado no cabía ni un cuerpo más.


Con el mismo título

- Qué bonito es juntar a toda la familia en Nochebuena.

- Abuelita, ¿me pasas otro langostino?

- Cuánto me alegro de que hayáis podido venir al fin. Sentiría que me falta un brazo sin mi hija. Toma la ensalada, Antonio. ¿Te encuentras bien? Tienes mala cara

- Ay mamá, si supieras lo que ha costado. A Javi no querían darle el día libre y yo no iba a venir sin él. Impensable, vamos.

- Se os ve muy enamorados. Cómo se nota que no lleváis ni un año de casados... Pablo, cómete de una vez ese langostino.

- Pues claro. Sólo he querido de verdad a un hombre antes que a él. Papá, ¿seguro que estás bien?

- ....

- ...el 112, rápido.

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http://www.%20midiario.blogspot.es/

24 de diciembre

Espléndida Nochebuena, casi se estropea al final. Un aneurisma salvó la cena.



miércoles, 5 de agosto de 2009

Sinónimos


Inútil
el torrente de palabras que me dedicas.
Las horas que empleas en escogerlas.
Los adjetivos que no me califican.

Inane
la manipulación de sentimientos.
La culpa, maldita culpa, en la que quieres ahogarme.
Los dogmas inamovibles y la imposición.

Fútil
mi imaginación. Los libros, las palabras bonitas.
Los días insulsos, las noches en vela levantando castillos.
El teclado, las olas que nunca me cubren.

Salvada
por las risas de mis niños. Una mirada, todavía alguna
palabra. Las cañas del otro día, una ilusión remota.
La brisa que entra por la ventana, ahora.

jueves, 30 de julio de 2009

Historias

Autofagia
Sus partes muertas alimentaban a las vivas. Y así crecía esplendoroso el narciso.

Dragones
Siempre había existido, desde que tenía memoria. Tenía el cuerpo gris con escamas negras y estaba seguro de que escupía fuego. Se alimentaba de palabras.

El escritor miró satisfecho la palabra FIN de su última novela, encargo para un premio. Abrió la enésima carta de su más fiel admiradora, un poema horrísono escrito con tinta morada. En vez de tirarlo a la basura como siempre, decidió dárselo en pedacitos a su iguana mascota, como había hecho con otras muchas páginas. Siempre presumía de que el bicho discriminaba entre la buena y la mala literatura. Una lástima que no tuviera estómago para la pésima.

Viaje
Alunizó desde el tren en esa ciudad en la que ninguna multitud esperaba para embeberlo. Completó la avenida en poco tiempo y llegó al lugar acordado, siempre con el maletín negro colgado de su muñeca gracias a unas esposas: la carga no había sufrido daños durante el transporte. Fue recorriendo la casona, habitación por habitación, siempre con el mismo ritual: “Doña Reidora, a ver esas patas de gallo” y sacaba la jeringa cargada de Botox. “Doña Refunfuñona, vamos a retocar ese código de barras”. Al día siguiente, se hacían fiestas para lucir las caras nuevas. Y el artífice volvía a casa con una sonrisa amarga “volveré…”

PS. Es posible que a alguien le suene la tercera historia. Apareció inicialmente como un comentario en un blog extinto, en una versión muy parecida a ésta. Me estoy plagiando a mí misma, pero no he encontrado ninguna buena razón para no hacerlo.

miércoles, 22 de julio de 2009

A un poema


Sólo
me comforta el aroma de un viejo poema.
Me pierdo en sus versos
me atrapa su cadencia.

Huyo
adonde nadie pueda herirme
adonde sólo haya palabras
a la tinta y las dobleces del papel.

Llega
la noche y con ella sus fantasmas
tan condenados como yo
a transformar el negro en blanco.

Amanece
el día cada vez menos día
con sus rituales inútiles
y la luz que se me escapa.

Mis ojos
viajan incansables

una y otra vez al viejo poema.
Por fin se cierran.

viernes, 10 de julio de 2009

Ausencias

Se ha ido la magia. Detrás de la cortina roja
el ilusionista
baja por fin las mangas arremangadas del traje
mil veces remendado. Recoge
la varita, los pañuelos, las palomas
que vuelven a ser ratas del aire,
los puñales sin filo,
la purpurina engañosa de los trucos.

El as de picas es sólo un naipe con las esquinas
marcadas.

Se ha ido la magia. Hundida en la butaca
echo de menos los instantes.
La sorpresa. Mi sonrisa.

Se han ido todos. Flota en el aire la desesperanza
y huyo.

Afuera del teatro espera el sol, la luna luego.
Pero ya no hay magia.

jueves, 2 de julio de 2009

Tiovivo



Cabalgan en vertical
negros alazanes de la ira
tordos impacientes de la rabia,
mulas grises del tedio.


Ausencias, llantos, añoranzas,
palabras vacías que se repiten
emociones demasiado llenas que inundan
a una velocidad inalcanzable.

Se quiebra el cortejo
con un improbable elefante de esperanza,
una jirafa de alegría.

Todos ellos girando, girando sin pausa
en este insomnio entreverado de pesadillas
al que llamo dormir.

lunes, 22 de junio de 2009

Entremezclados

Se machaba en el gimnasio tres días por semana y cuando lo permitían las reuniones de altísimo nivel a las que solía asistir.

Tenían esa cierta edad incierta en la que los bancos no suelen concederte hipotecas a treinta años.

Volvía al pueblo sólo para las fiestas, a presumir de moto y chavala primero, trabajo, mujer y cochazo después.

Juntaron sus días casi sin pretenderlo, por la fuerza de una costumbre ella, por la pereza de decir que no él. Lo que más les costó fue compartir cama, demasiados años sin rozar otro cuerpo.

Su madre preparaba un gran barreño de limonada y siempre era jornada de puertas abiertas esos días.

Firmaron un contrato “Nunca serás mío” “Nunca serás mía” y lo cumplieron siempre. Se sorprendieron un día, al contar los años que llevaban juntos.

Nunca entendió la mirada de desprecio de su padre cuando le echó de casa. Si sólo se había negado a llevar el barreño a la bodega, que su instructor le decía siempre que coger pesos era muy malo para la espalda.

Antiguos ateos de las parejas, pasaron primero por el agnosticismo y finalmente fueron los más furibundos conversos, de su culto privado.

Volvió a su ciudad sin una mirada atrás. Incluso se sintió aliviado de no tener que repetir rituales que su estatus actual despreciaba.

Al morir uno, el otro descubrió que no era el único que mentía.

miércoles, 17 de junio de 2009

Poema de amor fingido

Tengo fundidos en la retina tus rizos,
marcados con el fuego de esas noches.
Me recreo en un trocito de tu brazo, allí
donde aparece un hueco improbable.


Sigo el rastro de tu cuerpo en la cama
cuando ya la has abandonado.
Ese olor que ya he aprendido a asociarte,
el del perfume que llevas algunas veces.

Me acaricia tu voz grave, “Ven, cielo”,
tu risa alegre al chocarnos en el pasillo,
y esas sinfonías de palabras inútiles
que recitas por la tarde.

No puedo ni quiero impedirlo. Noto tu sabor,
salado en estos días pero también dulce como el chocolate,
deliciosamente amargo. Mil veces he recorrido
todos tus valles, saboreándote.

Las terminaciones nerviosas de mi piel te conocen.
Saben de tus texturas, dónde eres tan suave,
en qué recodo se ocultan montañas ásperas.
Se han licenciado en tu geografía.

Aunque no pueda verte ni oírte. Seguir tu olor
ni degustarte.
Aunque esté condenada a la anestesia.
Una certeza breve me atraviesa el pecho.

Te quiero. Me quieres. Todo está bien
en ese instante.

sábado, 13 de junio de 2009

Tres relatos poco creíbles



Azul
El pez que nació azul quiso desbancarse por completo de los suyos y hacerse visible, nadar solo. Pero apenas se veían dos ojillos grises destacando del fondo azul. Un viejo pulpo le habló del Mar Rojo y allá dirigió todas sus esperanzas, y media vida. Descubierto el engaño, recuperado de la frustración, fue al Mar Negro con menos alegría. Más de lo mismo. Incansable, cuando una ballena le habló del Mar Muerto, supo que tenía la solución. Ahí estaba el contraste buscado. Consiguió llegar, y su propósito. Seis minutos, exactamente.

Rojo
Sólo la sacaban de su brillante envoltorio una vez a la semana y sólo durante unos minutos. Hasta el último sábado: cansada de cercenar esos miserables pelillos, ella, que aspiraba a grandes hazañas, fue directa a la garganta del adolescente.


Amarillo

Había pedido una tutoría privada, a ver si entendía por fin qué era eso de la t de Student, imprescindible para su tesis al parecer. Su primera sorpresa fue la nueva decoración del despacho: jubilado el viejo ogro, una reproducción de “La vaca amarilla” ocupaba media pared; al bajar la vista, se encontró con la nueva profesora.

Empezó a explicarle las variables categóricas, a él se le cayó el lápiz cuando vio su dedo en la boca. Se agachó a recogerlo, enredado en la pata de la mesa, tuvo tiempo de sobra para observar qué no llevaba bajo el vestido, y dónde estaba ahora su mano. Cuando llegaron a Student, tiró el lápiz adrede para constatar que no había sido una alucinación. No lo era.

La siguiente sorpresa fue que el despacho tenía ahora sofá, donde se tumbó él con los pantalones en las rodillas, a recibir el castigo merecido por no haber hecho los deberes. Diez, palma sobre carne blanca, suaves. Después cambiaron de postura, arrugaron mucho la ropa, se sorprendieron del sabor salado, ansiaron más dedos para recorrer más piel. Descansaron al final sin separarse siquiera, hasta que la respiración volvió al ritmo normal.

El adiós fue sencillo. Aún tardaría mucho en terminar la tesis.

jueves, 11 de junio de 2009

Aritmética


Aspiramos, pobres idiotas, a la mentira.
A soñar con un aspa entre dos cuerpos.
A ser uno.


Y sin embargo, muchas veces nos restamos
(terca realidad que me duele)
y salió cero.

En los días buenos, como mucho, nos sumamos.
Sin hacer trampas, el único resultado
seguía siendo dos.

Yo quise poner dos barras paralelas
y tú las cruzaste con un palito
¿O fue al revés?

Mis recuerdos están contaminados.
La memoria falsea sin tregua.
Inevitables matemáticas.

martes, 9 de junio de 2009

Dolencias

Cuántas veces, ya son demasiadas veces
equivocándome.
Pensando en virus, estreptococos hambrientos
navegando mi garganta.
Esperando la fiebre, la voz queda,
anticipándome.
No son alfileres al rojo.
Ni una mano que me atenaza.

Dedos aguerridos que hurgan sin pausa.
Desde muy adentro.
Juego a ponerles nombres.
Aquel es miedo. Éste se llama rabia.
Un poco más arriba avanza la angustia.

Por la noche, cuando duermo, huyen sin rastro.
Para volver con la primera luz de la mañana.
Un buen libro también los ahuyenta,
y ese beso.

Se marcharán en unos días. Así ha sido,
así será también ahora.
Hasta otra.

viernes, 5 de junio de 2009

Blogosfera VI

Él era un pedantuelo cuyo blog albergaba frases presuntamente destinadas a esculpirse en piedra, textos recargados y hasta poemas en inglés (Things to take for granted/Poetry, love, air/Will they ever fade away). Ella escribía en público un diario para deshacerse de una obsesión.
Él tenía un promedio de treinta comentarios por entrada, mayormente peloteos descarados, y comentaba en unos cinco blogs al día, críticas aceradas, correcciones y algún interés no declarado. Ella picoteaba acá y allá, en activa y en pasiva: ni adhesiones inquebrantables ni discusiones bizantinas.

En ese mundo se conocieron y hasta intercambiaron unos cuantos correos privados al hilo de sus respectivos blogs.

Una noche en la que ella buscaba en su archivo cómo describir mejor un sentimiento, vio su nueva entrada, y le pareció muy rara. Mi goma/de color naranja pintada está/con ella borro lo que está mal/y lo dejo como tiene que estar. Comentó rápidamente si estaba malito, si tenía fiebre o algo así. Él contestó que tal vez, 39,5ºC ¿es fiebre? Ella escribió que fuera a urgencias.
Días después, tuvo un correo de su hermana, agradeciéndole el servicio prestado "gracias a tu oportuno comentario, lo han cogido a tiempo". Ella respondió cortésmente, siguió exorcizando su obsesión.
El otro blog no cambió en semanas, hasta que apareció una entrada con sólo dos palabras, literatura y muerte. Ella recibió entonces un mail deslavazado, extrañamente triste pero también insultante, que repetía una y otra vez "culpa tuya".

lunes, 1 de junio de 2009

Incredulidad

Él se definía como un hombre recto, con toda la carga del vocablo. Trabajador incansable, proveedor de servicios a mujer e hijo, chalet y asistenta. Escribía novelas vagamente eróticas con pseudónimo, que jamás publicaría, y a las que llamaba secretamente su único vicio. Era tan previsible como el sol. Todas las noches, después de cenar, escuchaba música clásica con los auriculares puestos. Por eso aquel día no oyó a los sicarios, ni los gritos de su mujer. Murió convencido de que escuchar a Wagner le provocaba unas curiosas alucinaciones.

Con el mismo título

Quinientos años atrás la habrían quemado en la hoguera entre risotadas. Ahora se limitaron a echarla de la parroquia cuando les propuso realizar un estudio científico.

sábado, 30 de mayo de 2009

Juego

En ese territorio que no es del todo mío
porque es obligatorio contar con la memoria
de aquellos que me cuentan.


En ese país ya desaparecido, anegado
por los años, las prisas,
obligaciones, el imperativo del control,
eso que llaman madurez.

En esa galaxia ahora inaccesible y olvidada,
perseguía mariposas, siempre torpe,
y dientes de león.

En eso consistía el juego. Buscar, seguir,
admirarme del blanco sobre la amapola,
dejar que se me escaparan entre los dedos.

Ahora, cientos de canas y arrugas más tarde,
mucha menos inocencia, algo más de sabiduría,
algunos secretos desvelados,
sueños que resultaron pesadillas,
ahora, decía, en este cuarto que llamo presente,
persigo palabras, renglones, párrafos enteros.

Igual que entonces, se escapan.
Ése es el juego.

lunes, 25 de mayo de 2009

Tiritas para el alma

“Tienes que rehacer tu vida” era una de las frases que más escuchaba, de compañeros, amigos y familia. Le ponía nervioso el significado implícito, que todos parecían aceptar sin cuestionarlo. Otra de las más populares era “no es el fin del mundo, a todos nos ha dejado alguna vez una mujer”. Cierto, no era el fin del mundo con mayúsculas, el del planeta Tierra, pero sí era el fin de su mundo, el que había construido junto a ella. “Todo lo miras a través del cristal que te puso delante de los ojos”, ésa del amigo que más confianza tenía. No quería que eso cambiara, sería peor que una traición, sería olvidarla.

Esa mañana consiguió por primera vez leer el periódico hasta la sección de anuncios. “Se alquilan tiritas para el alma. Honestidad garantizada”. Con más curiosidad que fe, llamó al teléfono impreso y concertó una cita. Dos horas después, frente a frente con el comerciante, aprendió que las tiritas no le servirían. Literalmente, le dijo que necesitaba un trasplante.

domingo, 24 de mayo de 2009

Admiración

Cera perdida
Ha sido muy laborioso, pero aquí estás por fin, en la peana junto a mi lecho que jamás debiste abandonar. Ahora puedo admirarte sin límites y tus pupilas de bronce sólo mostrarán mi reflejo. Noche tras noche a mi lado, como debe ser, hasta el fin del tiempo.

Literatura
Le adoraba. Compró todos sus libros, ensayos que hablaban de sus libros, biografías, hasta tesis y sesudas disquisiciones de académicos. Tenía que saberlo absolutamente todo de él, dónde se inspiró para escribir ese cuento, qué musa le dijo al oído otro verso. Necesitaba averiguar si era cierto que su mejor relato nació en una noche de borrachera y sexo. Una vez leído todo, que no explicaba de verdad nada, consiguió una Ouija, incapaz de desalentarse por algo tan arbitrario como la fecha de nacimiento.

viernes, 22 de mayo de 2009

Solaparnos

Rápido, un deseo antes de que se pierda

esa estrella

en el resto de la noche.

Decirlo es fácil.

Quiero solaparme contigo.

Entiéndeme. No hablo de bailar acompasados


con idéntica cadencia,

ni del ardoroso encaje de nuestros cuerpos

bajo la sábana

ni siquiera del roce de tu sexo en el mío,

cuando te deseo.

No te equivoques. Quiero que te solapes conmigo,

no hundirme en el pozo de tu agenda.

Desdeño el tiempo que me regalas

envuelto en papel de colores

y un lazo esplendoroso.

No quiero saber el color de tus trajes, ni zurcir

los retazos de tus sueños

con el hilo de la monotonía.

Quiero que te solapes conmigo, y bastaría

un instante

para dar por buena la vida.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Hartazgos y harturas

Hemoderivados

- Mamá, por favor, sólo una más, te lo prometo.

- La última vez que dijiste eso acabaste con dolor de tripa.

- De verdad, que todavía no estoy tan lleno.

- Vale, pero recuerda que somos vampiros civilizados; limítate a los concentrados y deja en paz esas bolsas de plaquetas.

Muerte

Dos mil años vigilando como me convierto en un pergamino en el que nadie ha escrito siquiera un verso. Dos mil años inmóvil, sin poder espantar las termitas que recorren mis miembros. Dos mil años de ser un despojo lleno de vendas y objetos. ¿Nadie se apiadará de mí? ¿No hay un verdugo bien dispuesto?

Trabajo

Estimado padrone:
Durante años he sido su más fiel ayudante, bastaba un leve movimiento de su mano para que la mía ejecutara la misión, sin fallarle nunca. Pero todo llega a su final y he decidido pedirle la cuenta. Aprovecho la ocasión para recordarle la extraordinaria de 2005, que nunca llegó, y la prima prometida en el último caso.
Atentamente, se despide su fiel servidor,
Tomasso
(Encontrado en el bolsillo de un traje robado)
Vida
Bien podría ser al revés: la noche acaba en un atardecer y a éste le sigue el alba con su luz momentáneamente cruel. Pero no es así; amanecer, cénit, ocaso, oscuridad. Aunque fuera, nada iba a cambiar. Mis años no siguen la luz, sino rutinas invariables sin posibilidad de huida. O tal vez la huida sería otra rutina más, una costumbre de escape. Me puede ya esta vida.

domingo, 17 de mayo de 2009

Dificultades

Mercado


No le había resultado fácil conseguirlo, pero al fin estaba en su cocina, con el resto de ingredientes de la cena. Oyó al marido, rezongando como siempre. Setenta y siete años y aún no había aprendido el significado de la palabra paciencia. “En seguida te llevo la cena, cariño”. Ella estaba a régimen, por supuesto.


Elección

- Siempre me ha gustado pensar en mí misma como una chica lanzada.
- ¿Lanzada? Si ni siquiera has sido capaz de darme un beso.
- Sí, cuando nos hemos encontrado.
- Ésos no cuentan, puro formalismo. Un beso de verdad.
- Se me ocurren muchos motivos para hacerlo, y sólo uno para no hacerlo.
- Venga, enumera.
- Porque sí. O cambiando la entonación, ¿por qué no? Porque ahí fuera todavía hace frío, por el alcohol de esta copa que me suelta la lengua. Porque me gustan tus labios. Por el subidón. Porque, desde que te he visto, tengo ganas de enredar los dedos en tu nuca.
- ¿Y el motivo por el que no?- Pensar que a ti no te gustaría. Que te quedarías inerte, como una estatua de hielo.
- ¿Y qué decides?

Escribir

Conozco las letras, me sé sus curvas y rincones. Puedo juntarlas con rabitos inverosímiles y formar palabras. Incluso, una vez aprendidas sus exquisitas reglas, pongo una palabra detrás de otra, y otra más que la sigue. Parece imposible, pero ha nacido una frase. En un arranque de atrevimiento creo un párrafo y el orondo punto final que lo cierra. Letras, palabras, frases, puntos y comas. Y resultados tan distintos. Soy una impostora. Yo no sé escribir.

sábado, 16 de mayo de 2009

Piedras


Acostumbrada desde niña a las omnipresentes escenas de la Sagrada Lapidación que decoraban todos los espacios públicos y privados de la ciudad, ignoró la escultura que presidía la Plaza Grande. Volvía a casa después de las clases del primer curso de Litología; sí, Gema pertenecía al estrato superior, el de los impares, seleccionados desde la cuna para atender las necesidades espirituales de los demás, que eran emparejados para siempre según el criterio infalible de los sacerdotes.

Al cruzar la calle casi la atropelló un coche, y una vez en casa se le olvidó el beso ritual, lo que llamó la atención de su padre. Buena chica de siempre, tan reservada que a veces parecía poco dotada, esos días estaba como ausente, no participaba con tanta dedicación en los ritos del Poderoso Cuarzo Rosa y permanecía horas en su habitación. Ella ni se dio cuenta de la mirada interrogadora. Demasiado ocupada buscando un nombre, saber qué era eso que sentía, por qué la mera aparición de Pedro la provocaba taquicardias, sudores, sensaciones parecidas a volar, a desleírse en su propio ser. Fiel a uno de los Pétreos Principios, “sólo lo que tiene nombre existe”, buscó en diccionarios y enciclopedias, sin éxito, preguntó discretamente a gente de confianza: nadie había sentido nunca algo así. O eso decían. Su abuelo le contó una historia de cuando era niño: limpiando la fachada de la catedral había encontrado una inscripción muy borrosa “Prohibido enamorarse”. Le dijeron que siglos atrás, esa maldita costumbre había estado a punto de acabar con el Pueblo Elegido y no quedó más remedio que prohibirla; con el tiempo, hasta la palabra cayó en el olvido y nadie sabía lo que significaba. Pero un anciano al que cuidaba, antes de convertirse en un proscrito y abandonar la ciudad, le dijo en susurros su significado y al abuelo le parecía recordarlo al oír a Gema.

Pasaban los días, cada vez era peor, se aproximaba la fecha de hacer efectivos los emparejamientos, la fiesta grande en la que ella participaría como auxiliar de ritos, con todos los de su clase. Y creía morirse y no sabía por qué. La tarde antes de la ceremonia la pasó encerrada en los sótanos de la biblioteca, estudiante ejemplar. En un libro polvoriento de hojas frágiles titulado “Diccionario de Sinónimos y Antónimos” encontró la palabra del abuelo. Así que era eso, lo que murmuraban en corrillos los estudiantes de quinto, dedicado todo el curso a conocerlo bien para poder realizar la Anulación, que otros llamaban exorcismo. Una de las tareas sagradas y secretas de los sacerdotes, que ella aprendería a su debido tiempo, cómo combatir esa plaga terrible, la sublimación*.

La encontraron al día siguiente, cubierta de sangre y páginas rotas de un libro.
*Sublimación: paso del estado sólido al gaseoso

jueves, 14 de mayo de 2009

Worrying

Al principio no me preocupé mucho. Después del accidente, pensé que no sentir pena cuando murió el abuelo era hasta normal. Me estaba recuperando, todo parecía ir bien. Volví a trabajar, a ser el mismo jefe frío y distante de siempre que decían todos. En casa, mi mujer me reprochó que no me uniera a esa alegría desbordante que mostraron todos cuando el niño aprobó Selectividad. Poco después murió mi madre, y entonces sí me lo tomé en serio. Ahora me dedico a analizarme, exponiéndome adrede a distintas situaciones, y una y otra vez obtengo el mismo resultado. ¿Tendrá que morir mi hija para que yo sienta algo? No lo soporto, hasta se me ha ocurrido esa aberración, esta angustia de no poder sentir me está matando.

martes, 12 de mayo de 2009

Vacío

Estoy preñada de vacío.
Sin luz, ni colores. No es negro, ni blanco.
Sin sonidos.
Sin caricias.


A ratos, pero sólo a ratos
se cuela la alegría por una rendija
que todavía no ha sido ocupada.
Y corre rápido un arco iris, suenan sonrisas
el aire huele a primavera recién estrenada
y me sorprende el sabor de un beso.
Pero cada vez menos.


Estoy preñada de vacío, y cuando llegue el día
pariré un monstruo de nada.
Agitará sus bracitos, se aferrará a mi pecho,
querrá que le quieran, insistirá en vivir.
Pero eso será luego.

Ahora estoy preñada de vacío, y ya es tarde.

sábado, 9 de mayo de 2009

Blogosfera V

Poesía sin red

Lunes 6 de abril de 2009


Dioses

Venid a mi lado esta noche
la nave va a partir
y no me han entregado mapas.


Os necesito conmigo esta noche
en el mar de aguas negras
que reniega de faros.

Convertidme en Odiseo esta noche
para que las sirenas no logren
entorpecer mi camino.

Para llegar con el alba
a mi puerto, tu cuerpo,
mi amada.
Sólo esta noche.

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Miércoles 8 de abril de 2009


Máscaras

Yelmo, coraza, peto
el hierro que cubre mi cara.
Capa negra, camisa que roza el pecho
máscara de plumas.
Ya me he despojado de todo.
Mírame, ahora sí estoy desnudo.
No tengo piel ni músculos ni arterias.
Sólo soy un poema.

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Lunes 13 de abril de 2009


Sin título

DiEgo ha muerto ---- DiEgo ha muerto ---- DiEgo ha muerto


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Lunes 4 de mayo de 2009

Revelación

DiEgo nunca murió, porque jamás ha existido. Es un personaje, una máscara, es sólo un deseo que se desvanece en el aire. Es un poema.
Yo, el escribiente, no soy DiEgo. Cierto que los textos que él se arroga salen de mi pluma, pero ahí empieza y termina nuestra relación. El resto se debe exclusivamente a vuestra imaginación, lectores y comentaristas.
Los sentidos comentarios de pésame ante la muerte del personaje me llevan a escribir estas líneas. Es imposible no conmoverse ante esas manifestaciones de duelo, más que ante los halagos que mi poesía suscitaba. Gracias por todo.

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1 comentarios

Serena dijo...
Asesino! Tú has matado a DiEgo!

4 de mayo de 2009 0:29

martes, 5 de mayo de 2009

Medidas de tiempo

Segundo

En Madrid, tiempo que transcurre desde que el semáforo se pone verde hasta que oyes el primer pitido, cuando tu coche es el primero de la fila y por alguna razón inexplicable, todavía no has arrancado.

Amor con fecha de caducidad

- Hasta el 1 de septiembre, nos quedan 12.144 besos normales, 3.406 muerdos (asumiendo un promedio de tres minutos para cada uno) y 7.224 minutos de ir cogidos de la mano –dijo él, calculadora en ristre.
Y en ese momento, ella decidió romperle la estadística.

Una tarde

Iba a merendar a casa de su abuela, andando rápido por la promesa de rosquillas fritas. En la cocina se detuvo en seco: había visita; esa prima del pueblo lejano perpetuamente de negro (¿era el marido quien había muerto en la guerra?), que parecía una bruja con verrugas y pelos negros en la cara, que sólo sabía hablar de desgracias y en suspiros. Era muy fácil saber cuánto tiempo llevaba y cuánto quedaba para que volvieran las risas, sólo había que contar los vasos medio vacíos de la encimera. Echó un vistazo rápido: seis. Se escondió en el baño para ahorrarse el ritual de besos rasposos y soñó con las rosquillas.

Duelo

- Al principio me decían que sólo necesitaba tiempo, hojas de calendario, para superar el fin de nuestro amor tan perfecto. Mentira. Luego vinieron reproches, incluso amenazas, hasta te insultaron asegurando que era mi recuerdo distorsionado y tu muerte lo que hacía que fuera una historia de amor especial, que hubiera sido un amor de juventud como tantos otros. Ya no queda nadie que me conociera entonces, por fin me han dejado tranquila. Enseguida bajo a verte, a darte un beso de buenas noches, en esa cara que ya es una blanca calavera. Para siempre.

sábado, 2 de mayo de 2009

Impaciencia

El semáforo ya está en verde, pero el coche de delante sigue parado. Grito sin voz a su conductora que deje de atusarse el pelo y arranque de una vez. La mano sobre el claxon, no, molesta. Ya arranca. En la primera rotonda la pierdo de vista. Mejor. En la segunda me obligan a un frenazo brusco, vale ya de inútiles al volante. Se acaban las rotondas. M-30 despejada. Ahí está la salida. Doce semáforos y llegaré a casa. Por fin. Ducha muy rápida, el cuidadoso despeinado del pelo tarda algo más en fraguarse. Poco más y estoy lista. Llego una hora y tres minutos antes a la cita. Maldito Swatch. Una exposición cercana, fotos, mejor que desgastar la acera. Sin expectativas, sin expectativas, como un mantra. Llega la hora y el citado. Paseamos, tengo que acordarme continuamente de aflojar el paso. Charla no demasiado intrascendente, cena sin velas. Ya vienen las copas. Su mano que se acerca, la mía que responde. Suena su móvil. Retirada. Manos en stand by hasta dentro de dos semanas. Vuelvo a casa. A dormir. Un día más o más bien, un día menos.

miércoles, 29 de abril de 2009

Blogosfera IV

No llencis les cartes d’amor

Ellas no te abandonarán.

El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esta flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Caerán los años. Te cansarán los libros.
Descenderás aún más
e, incluso, perderás la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.

Joan Margarit

En el piso 26 de Torre Picasso, Madrid.

- Buenos días. Le atiende xxxx xxxxx, de Google España. ¿En qué puedo ayudarle?

- Perdona, ¿podrías hablar un poco más despacio?

- ¿Cuál es exactamente tu reclamación?

- No puedo contestarte a esa pregunta.

- La compañía establece planes de actuación para los próximos dos años, planes que obviamente, no te puedo contar. La gratuidad de los servicios está garantizada ahora mismo, hemos puesto en marcha una campaña para que los usuarios puedan obtener beneficios ../..

- ¿Dentro de cincuenta años, por ejemplo?

- ¿Eternos?

- Me temo que no puedo ayudarte. Buenos días

domingo, 26 de abril de 2009

Ángulos

Como cada noche, abrió la cama formando con las sábanas un ángulo de 45º; la práctica hacía ya prescindible el goniómetro. Las zapatillas reposaban en el suelo, sin pisar ninguna línea, perfectamente alineadas. Después de calcular el seno y el coseno del ángulo que dibujaba la manga de la americana con el eje del galán, durmió tranquilo como un bebé.

Como cada día, se acicaló y se dirigió a su trabajo en la gran biblioteca, donde era muy apreciado, excepto cuando lo destinaron a la sección infantil. A punto estuvo de costarle un ingreso psiquiátrico. Desde hacía unos años trabajaba para completa satisfacción de todos en la zona de ciencias.

Era un día como cualquier otro hasta que apareció ella, rectilínea de perfecto rostro anguloso. La que siempre supo que vendría, ésa que otros llaman media naranja y él calificaba de ángulo complementario. Le pidió un tratado de trigonometría y su lengua se desató hasta invitarla a un café a la salida. Una primera cita muy larga, en la que ambos mintieron. Luego, incapaz de calcular la tangente de su enamoramiento, acabó ingresado.

jueves, 23 de abril de 2009

Un amor que se redujo a palabras

Todo empezó con la dedicatoria de un libro “A R.F.R., que me regaló la poesía”. Ella quiso saber si debía darse por aludida; al fin y al cabo, un libro de poemas para el octavo cumpleaños de un niño no suponía tanto mérito. Asistió a la presentación. Sí.


El reencuentro acabó en besos y versos en el hotel contratado. Luego vinieron las citas a escondidas, la pasión sin freno, la mudanza. Las sábanas compartidas, el cómo te gusta el café, la impostura de lo cotidiano. Siguieron juntos pese a rumores y envidias, rechazos cercanos y opiniones interesadas. Pero no pudieron vencer al imposible acompasar de sus cuerpos, a la incierta certidumbre de su futuro, a los celos de él por la ausencia de celos en ella. Se ahorraron los reproches.

Cuando ya todo hubo acabado, él escribió un poema y ella se embarcó en un taller literario.

miércoles, 22 de abril de 2009

De lo que no nombran los nombres

Al principio del siglo que acabó, una niña jugaba a la rayuela llevando en brazos a su hermana de meses. Del 1 al 2, y de ahí al 3, los dos pies en 4 y 5, más atenta a los rudimentos de matemáticas que a la pequeña envuelta en un mantón. Al llegar al salto más difícil, oyó detrás suyo un ruido sordo, no demasiado fuerte. Su hermanita dejó de respirar sobre el 7. La enterraron.

Voló el tiempo como sólo él sabe hacerlo. La niña que fue puso el nombre de la hermana muerta a su segunda hija. Un homenaje. La segunda hija creyó que su madre veía en ella la culpa y por eso no podía quererla.

El tiempo siguió haciendo su trabajo. La segunda hija tuvo también una segunda hija, y le impuso su nombre. Narcisismo. Imposición de voluntad frente a marido y familia política, quienes tenían preparado otro nombre de dos generaciones en caso de que fuera varón, nombre que ella jamás aceptó.
La tercera de la saga recibió estas historias desde niña. Nunca vio sombras de culpa en su abuela ni otra cosa distinta al orgullo en su madre. Y juró que jamás daría su nombre a una hija.

martes, 21 de abril de 2009

Blogosfera III

De: irisazul@warmmail.com
A:plumanegra@juamail.com
Asunto: ¡un año de mails!
Fecha: 3/3/2008
Mi querido Sergio:
Hace un año que estamos en contacto, mucho ha llovido desde que me enviaste ese tierno mail en respuesta a una entrada de mi blog, tan tímido entonces que no te atreviste a ponerlo como comentario. Ha habido tantos desde entonces, hemos hablado de tantas cosas, que tengo la impresión de conocerte mejor que a alguno de mis amigos, aunque nunca te haya visto, y que tú sabes más cosas mías que otros muy cercanos.
Poco más por ahora, estoy preparando una nueva entrada en el blog y tengo la comida al fuego. Ya seguiremos hablando de ese último tema, pero no quería dejar pasar la ocasión de recordar este atípico aniversario; ya sabes, esas tonterías intrínsecamente femeninas por las que a veces me dejo llevar, como recordar qué música sonaba la primera vez que hice el amor.
Un beso apresurado,
Susana

De: plumanegra@juamail.com
A: irisazul@warmmail.com
Asunto: RE: ¡un año de mails!
Fecha: 3/3/2008
Hola, Susana:
Me temo que para eso de los aniversarios soy un desastre, no me habría acordado. Echando la vista atrás, todos estos mails de ida y vuelta me han servido para conocer rincones oscuros de mí mismo que nunca antes había pisado, para sorprenderme de mi propia impaciencia al abrir el correo y, algo que nunca te agradeceré lo suficiente, para volver a escribir, como en la ya lejana adolescencia.
También a mí me ha sorprendido este mail cuando estaba rematando un poema para el blog. Espero que te guste.
Besos,
Sergio

De: alvarezabogados@luna.es

A: susanamartinez@warmmail.com
Asunto: Demanda
Fecha: 7/06/2008
Buenos días, Susana:
Tras nuestra conversación telefónica, te envío este correo para confirmarte que acepto defenderte en la demanda. En el archivo adjunto encontrarás la lista de mis tarifas, por favor, escríbeme un correo diciendo que las aceptas y envíame toda la documentación de la que hablamos, para que pueda empezar a estudiar el asunto.
Un cordial saludo,
Ángel Álvarez – Abogado

De: 01juzgado03628@libra.es
A: 01juzgado01240@libra.es
Fecha: 21/04/2009
Hola, Paco:
Te envío un expediente para esa nueva colección tuya de casos relacionados con Internet. Es uno de los asuntos más curioso de los que he tenido que ocuparme en mi ya dilatada carrerita. Una especie del “chico conoce chica” de toda la vida, pero completamente virtual hasta que se vieron por primera vez las caras en mi presencia, demandada ella por plagio.
Decididamente, me siento caduco ante tanta modernidad. Aparte de aprender lo que es un “blog”, o cuaderno de bitácora, como insistía el abogado de él, y qué tipo de cosas se escriben ahí, pude comprobar cómo dos personas desgranaban intimidades en la pantalla, desde sentimientos totalmente inapropiados hasta fantasías sexuales, sin haberse visto nunca. Cuando he revisado el DVD me ha parecido percibir un destello de sorpresa, incluso cariño, en los ojos de él, al verla por primera vez. Qué cosas.
Espero verte en la próxima reunión. Un abrazo,
Juan

Otra versión, ligeramente distinta y sensiblemente más corta, de la misma historia
Ya en el estrado, la juez enrojece al leer los papeles del asunto siguiente y confía en el maquillaje. Empieza la vista, demanda por plagio en un blog. Con un gran esfuerzo de concentración, consigue no dirigirse a ellos por sus nicks. Afortunadamente, nadie menciona el suyo, "orquídea".

sábado, 18 de abril de 2009

Naufragio

Se levantó deprisa, como siempre, y se dispuso a realizar las consoladoras rutinas del día. Hacer la cama para cuando llegara otra vez la noche, desayunar de pie, hacer la comida, un paseo y poner en orden sus dominios. Todo bien. Se sorprendió a media mañana haciendo ejercicios vocales, llevaba mucho tiempo sin practicar. Paradojas de la vida, tantos años aprendiendo a modular su voz, a impostarla y dirigirla hasta la última fila de butacas, para ahora recitar su papel a las palmeras, que seguían dando dátiles aunque su Desdémona no fuera creíble.
Luchando contra el aburrimiento, dirigió su imaginación hacia un futuro cada vez más improbable, en el que la entrevistaban para una de esas publicaciones deliciosamente frívolas (a veces, insoportablemente frívolas) que tanto la perseguían. Contestaría que en los últimos años había aprendido que la ropa sirve para algo más que cubrir la desnudez, que el jabón, efectivamente, destroza la piel, y que la leche de coco es muy nutritiva. Para las revistas más serias reservaba el descubrimiento de que el instinto de supervivencia no se adormece tras décadas de vida acomodada, que su registro dramático había subido varios enteros y que nunca más tendría que impostar la risa. Para sus memorias, quizás, dejaba la pregunta más importante, de por qué se escondió cuando vio llegar la lancha, en el primer día de su llegada a la isla.

miércoles, 15 de abril de 2009

Reparto de tareas

En el Cielo
“A partir de ahora, yo me encargo del Bien y tú te ocuparás de todo el Mal”, dijo Dios a uno de sus ángeles, conocido como Lucifer.

En el Olimpo
“Ocúpate tú del adulterio, que yo me quedo con la venganza” (Hera, a Zeus)

En el Antiguo Egipto
- Mientras tú te divertías con tu hermanito Seth, yo tuve que dedicarme en exclusiva a todos los asuntos, incluida la educación de nuestro hijo Horus. Para colmo, perdiste la pelea y yo perdí años recomponiendo tus pedazos.
En el siglo XV
- Padre Torquemada, no se preocupe usted por cuántas vueltas hay que darle al torno para que se descoyunten los hombros, déjeme a mí esos detalles insignificantes.

Edad contemporánea
- Yo ayudo mucho a mi mujer en casa, echo los calcetines a la lavadora, sé poner el lavavajillas y los domingos por la mañana llevo los niños al parque para que ella pueda limpiar cómodamente y hacer el tupering de la semana.
- ¿Sigue trabajando en la fábrica?
- Claro, no pensarás que tengo que mantenerla.

lunes, 13 de abril de 2009

(Re)searching

No busques mi nombre entre los legajos de tu memoria

atados con cintas de colores; allí no estoy.

No recorras los cuadernos de la infancia, las estanterías donde

disponías tus soldaditos para la siguiente batalla del hacerse mayor.

No perturbes las aguas grises del estanque en el que ahogas

los sueños de ojos abiertos (¿ya sabes cómo castigan los dioses?).

No recorras esos laberintos de cristal donde ordenaste con mimo

libros imprescindibles, cachivaches necesarios y recuerdos de viajes.

No mires los cuadros y muebles que adornan tu casa, las fotografías

de las paredes y los álbumes polvorientos de hace veinte años.

Búscame donde sólo puede estar la belleza que dura un instante,

el arco iris que se te escapó esta mañana, una risa sin sombra,

el aroma del dondiego de tu solapa. Allí te espero.

sábado, 11 de abril de 2009

Amor de madre

Quería tanto un hijo que venció el asco de acostarse con extraños hasta conseguir su deseada preñez. Cuando por fin lo tuvo en brazos sintió que era posible morir de felicidad.

Quería tanto a su hijo que pasaba todo su tiempo con él, sólo aceptaba trabajos compatibles y el niño pisó por primera vez un aula cuando no tuvo más remedio: su ausencia se tradujo en angustia hasta que apareció el móvil. Dedicó a la crianza todos sus esfuerzos, su energía, le quería tanto que no dudó en sobornar a catedráticos ni chantajear a los menos dóciles para que aprobara la carrera.

Quería tanto a su hijo que su primera novia tuvo un accidente, la segunda se mudó a Australia y a la definitiva la escogió ella directamente del catálogo. Tuvo la primera webcam del barrio y aprendió a manejar el Messenger mejor que el lavavajillas.

Quería tanto a su hijo que cuando la diagnosticaron el cáncer supo inmediatamente lo que tenía que hacer.

viernes, 10 de abril de 2009

Némesis

Demasiada luz ¿aquí nunca es de noche? Del coma, acabas de salir del coma, tranquilo, me repiten una y otra vez y siempre es como la primera, piensan que eso explica algo. Ahí está mi madre, ¿quién va con ella? No me suena de nada esa mujer, qué guapa. Quiero levantarme de esta cama, abrazar a mi madre, algo me lo impide, no tengo tanta fuerza, me duermo...

- Recibió un golpe tremendo en la cabeza, que lo metió en coma instantáneamente. Es demasiado pronto para determinar cuáles van a ser los problemas, parece que físicamente está bastante bien, mueve las cuatro extremidades, ya controla esfínteres, puede andar. Es normal que ahora esté desorientado y que no recuerde quién ha estado de visita, o lo que ha desayunado. Poco a poco se irá centrando.

- Ya sé que estoy en una planta de hospital, todavía me lío un poco con las fechas, pero mira qué calendario me han hecho. Estoy recuperándome, ayer fui capaz de leer diez minutos seguidos, parece una tontería. Me preocupa que Clara nunca venga a visitarme, a mi madre le pregunto por ella y contesta con evasivas. Y no entiendo por qué viene todos los días esa mujer, Carmen, ya me he aprendido su nombre. Me trata con mucho cariño, incluso me besa en la boca y quiere meterse en mi cama. ¿Tú sabes algo?

- Lo que le pasa es normal en estos casos. La amnesia retrógrada, lo que ha olvidado desde el accidente hacia atrás, ocupa un tiempo variable. En el caso de su marido ahora es cercana a un año; tiende a estrecharse con el tiempo, pero no se lo puedo asegurar. ¿Ha habido algún cambio importante en su vida en los últimos meses?

- Hoy le dan de alta, nos vamos a casa. Me preocupa un poco que no reconozca sus cosas por eso que el médico llama amnesia retrógrada, todo es muy nuevo. Fue a la vuelta de la luna de miel cuando pasó. Mi marido recién estrenado, qué mala suerte. Un amor a primera vista, de los que no hay, acababa de romper con su novia de toda la vida cuando nos conocimos. Hasta mi familia pensó que la boda era un tanto precipitada, pero nos veían tan felices... Y casi se va todo a la mierda por un niñato que se saltó un stop.

- Doctor, me preocupa mucho mi hijo. Desde que le dieron de alta va de mal en peor. No duerme, no come, permanece horas sentado sin hacer nada. Me llama continuamente, diciendo cosas muy raras. Repite sin cesar que está condenado, condenado a amar a una extraña.
(Basado en hechos reales)

jueves, 9 de abril de 2009

Blogosfera II

Sobreabundancia de simpares
(más tiempo libre, al parecer)


Sexo de los ángeles
(del otro, muy rara vez)

Elaboradas disquisiciones
(docencia gratis para el que lee)

Atentados a la ortografía
(y “literatura” por doquier)

Mensajes muy o nada precisos
(lecturas viciadas sin querer)

Desahogos y lágrimas virtuales
(poemas infumables más bien)

Transgresores en zapatillas
(lo perverso está demodé)

Relaciones sólo con palabras
(no atraviesan la piel)

Adicciones sin sustancias químicas
(quién me mandaría contratar Internet)

miércoles, 8 de abril de 2009

Blogosfera

La más exuberante colección de emoticonos
se derrumba ante esa mano que se acerca a consolarme,
las cejas que agrandan ojos,
los labios que acarician mi nombre.

Juntas, las palabras del diccionario no valen
lo que cuesta mi sonrisa.

Los píxeles no tienen músculos, ni piel, ni dedos.
Ese brillo inusual en los ojos
diciéndome que te gusta, las pupilas que anulan el iris,
el molinillo imposible de tus manos,
se quedan sin traducir.

Besos virtuales que llegan directos al cerebro
sin pasar por mi boca.
Labios y lengua huérfanos de sal.

Habitantes de galaxias cibernéticas, condenados
a vivirnos sólo con palabras.

lunes, 6 de abril de 2009

Feliz cumpleaños

Se despertó con esa vaga sensación de incomodidad, más parecida a un dolor de estómago que a cualquier otra cosa, que la acompañaba casi todos los días desde que cumplió ochenta. Era esa incertidumbre de no saber si moriría antes del siguiente amanecer. Llevaba así tantos años que había aprendido a combatirla, pensando en que sí había llegado a esa mañana, a quién le importaba lo que pasara después.

Su particular Universo se había enlentecido considerablemente; por mucho que el fisioterapeuta de la residencia se empeñara, sus células se rebelaban, condenadas al suicidio, negándose a soportar otra mitosis. Claro que podía leer, y pensar, y dar algunos paseos lentos aunque no menos agradables. Todos sus amigos habían muerto, el apego de la familia disminuía de forma proporcional a la distancia entre las ramas de su árbol. Había sido uno de los biznietos quien decidió que estaría mejor en esa residencia, donde tenían, entre otras características, un peculiar sentido del humor: al ingreso, cada persona recibía como regalo no el típico neceser de aseo, sino un hueco permanente y una lápida en el nuevo cementerio, el único laico de la ciudad. “Nos ocupamos de todo”, ciertamente.

Despacio, como todo lo que requería un esfuerzo físico, se acercó a la ventana. Los edificios, los coches, el bullicio de la primera hora punta del día le alegraban la mirada. Se fijó en un joven que esperaba en la acera, impaciente, saltando de un lado a otro. Estaba tan entretenida que no oyó llegar a la Parca.

F.M.A.
6/4/1909
6/4/2009

viernes, 3 de abril de 2009

Exitus

I. En casa

Mira que eres desconsiderado. Hasta de tu propia muerte quieres ser el protagonista. ¿Por qué no te tomas esa pastilla que te ha traído el doctor? Sí, ya sé que es un prófugo de la Justicia, esas cosas horribles que se dicen de él, pero realmente, es tan amable... y me debía un favor. Claro, un favor sexual, qué otro tipo de favores iba a hacer yo, a cada uno lo que se le da bien. No me desvíes del tema, te conozco y quieres enredarme. A lo que iba. Me he comprado un traje muy apropiado para tu entierro, de la mejor lana. Ahora es todavía invierno, si te mueres dentro de unas semanas hará demasiado calor, no podré ni estrenarlo. ¿No me concederás este último capricho, tú que tantos me has dado? Te recuerdo al principio, obsesionado por complacerme... no me mires con pena, no me compadezcas, mírate tú en el espejo. Y deja de repetir esa monserga una y otra vez, como si fuera un mantra sagrado: “airridmachofdenaitandgousauzindegüinta”. Me pones nerviosa, me sacas de mis casillas. Voy a confirmar con Pilar si ya tiene los billetes a Fidji, sí, dentro de unos meses, cuando ya esté bien que consuele mi triste viudedad, fíjate lo que vas a estropear como tardes en morirte.

II. En el avión

- No, señorita, no quiero zumo. Tráigame su mejor whisky, ¿un reserva de doce años? Perfecto, aquí tiene la tarjeta... mucho hielo, sí, delicioso...
- ¿Que si tengo algo que celebrar? Eso creo, me apetecía en todo caso. Voy al sur, a sentir el sol en mi piel, huyendo de este frío que me encoge. ¿No es suficiente motivo de celebración? Claro, usted, los negocios, esos viajes relámpago a hoteles y oficinas, no le envidio, ni siquiera tendrá tiempo de conocer la playa, incompatible con ese portátil que lleva. No, yo me retiré de esa vida, sólo llevo un libro. Ligero de equipaje, ya sabe.

III. En el cementerio

- Sí, desolada, imagínate. Con lo que le quería.
- Llegó su hora, no se lo esperaban tan pronto, el cáncer, imprevisible, así mejor para él, no tuvo tiempo de sufrir.
- Tan rápido, ni tiempo he tenido de pensar que se iba, y eso que los médicos nos dieron esperanzas, también se equivocan, son humanos.
- No sé, ¿testamento, dices? Ahora no estoy para pensar en eso, mañana hablaré con mi abogado.
- Gracias por tus amables palabras, es un trajecito sin más, del fondo de armario.
- Ay, Pilar, por fin, rescátame de este mar de pésames, diles a todos que necesito descansar, lo que sea, sácame de aquí, que las carcajadas me suben por la garganta.

miércoles, 1 de abril de 2009

En blanco

Había completado con éxito las tres primeras fases. La última se le resistía: repasó minuciosamente las fórmulas empleadas, estaban bien. Pisadas obsesivas para aclarar sus ideas, ni modo, sólo quedaba el último paso y no daba con él. Desesperado, reconoció su derrota. Marcó un número en el teléfono. Al otro lado, una voz áspera: “¿cómo es posible que un físico nuclear se atasque poniendo la lavadora? Gira la rueda y déjala donde pone xx xxxxx.”

lunes, 30 de marzo de 2009

Una traducción no pedida

Usk. TS Elliot

No quiebres de repente la rama, ni
esperes encontrar
el ciervo blanco en la fuente blanca.
Mira sin detenerte, no escudriñes, no recites
viejos conjuros. Déjalos dormir.
“Ahonda suavemente, pero no tan hondo”,
levanta los ojos
donde se hunden los caminos y donde emergen los caminos
busca sólo ahí,
donde la luz gris saluda al aire verde,
la capilla del ermitaño, la oración del peregrino.

Y ahora la V.O., para mejor apreciar las diferencias (a favor de la V.O. of course):

Do not suddenly break the branch, or
Hope to find
The white hart over the white well.
Glance aside, not for lance, do not spell
Old enchantments. Let them sleep.
'Gently dip, but not too deep',
Lift your eyes
Where the roads dip and where the roads rise
Seek only there
Where the grey light meets the green air
The Hermit's chapel, the pilgrim's prayer.

domingo, 29 de marzo de 2009

Imaginando vs. alucinando

Me recorres
con la sabiduría de los amantes antiguos
que inventan una primera vez.
Despiertas en mí el gusto por las travesuras
de la niña que nunca había sido.
Y me faltan dedos para acariciar mucosas.

Revolotea la saliva en su danza imposible
piernas que se entrelazan un instante
cuellos en escorzo
tu aliento se acelera, mis latidos
reniegan de viejas fórmulas
no me reconozco en ese dejarme ir

viernes, 27 de marzo de 2009

Dos inclasificables


Sexo seguro


- No es cierto eso de que la gente no cambia con la edad. En mi juventud, yo sólo disfrutaba del sexo pagado, y mírame ahora -dijo el catedrático mientras acariciaba las curvas perfectas de su próxima becaria.

Competencia desleal
Los neones del Blue Star hacían guiños en el parabrisas. Salió del coche, alisándose la falda: “Aquí encontraré lo que busco”.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Precocidad
Colocó a la primera en una silla, cerca de la mesa. Le faltaba el brazo izquierdo, y rebuscó en el arcón hasta encontrarlo. La vistió con un traje largo, sombrero y guantes. El brazo describía un movimiento muy poco natural, lo ajustó deprisa. El segundo la dio más trabajo, días antes había separado la cabeza del cuerpo; demasiado tarde para arrepentirse. El pañuelito rojo alrededor del cuello disimulaba bastante bien el corte, y lo colocó con cuidado haciendo compañía a la primera. Otra más salió del arcón, todos los miembros en su sitio pero la pie derecho rimaba con la espalda, tuvo que aplicarse en la torsión de la rodilla. Por fin. Sacó la tetera y las tazas de porcelana, una para cada uno. “Ahora disfrutad del té y la compañía, que yo necesito hacer otra cosa”. Y volvió a su Crimen y Castigo. Levantó la vista a tiempo para ver a su madre desaprobando la escena: el segundo había perdido otra vez la cabeza. “No te preocupes, mamá. Sólo son muñecas”.