martes, 5 de mayo de 2009

Medidas de tiempo

Segundo

En Madrid, tiempo que transcurre desde que el semáforo se pone verde hasta que oyes el primer pitido, cuando tu coche es el primero de la fila y por alguna razón inexplicable, todavía no has arrancado.

Amor con fecha de caducidad

- Hasta el 1 de septiembre, nos quedan 12.144 besos normales, 3.406 muerdos (asumiendo un promedio de tres minutos para cada uno) y 7.224 minutos de ir cogidos de la mano –dijo él, calculadora en ristre.
Y en ese momento, ella decidió romperle la estadística.

Una tarde

Iba a merendar a casa de su abuela, andando rápido por la promesa de rosquillas fritas. En la cocina se detuvo en seco: había visita; esa prima del pueblo lejano perpetuamente de negro (¿era el marido quien había muerto en la guerra?), que parecía una bruja con verrugas y pelos negros en la cara, que sólo sabía hablar de desgracias y en suspiros. Era muy fácil saber cuánto tiempo llevaba y cuánto quedaba para que volvieran las risas, sólo había que contar los vasos medio vacíos de la encimera. Echó un vistazo rápido: seis. Se escondió en el baño para ahorrarse el ritual de besos rasposos y soñó con las rosquillas.

Duelo

- Al principio me decían que sólo necesitaba tiempo, hojas de calendario, para superar el fin de nuestro amor tan perfecto. Mentira. Luego vinieron reproches, incluso amenazas, hasta te insultaron asegurando que era mi recuerdo distorsionado y tu muerte lo que hacía que fuera una historia de amor especial, que hubiera sido un amor de juventud como tantos otros. Ya no queda nadie que me conociera entonces, por fin me han dejado tranquila. Enseguida bajo a verte, a darte un beso de buenas noches, en esa cara que ya es una blanca calavera. Para siempre.

4 comentarios:

Theo dijo...

Me ha divertido mucho la primera definción, pues es la misma sensación que tengo cada vez que voy a Madrid (me muevo en taxi)

Besos!

Alicia dijo...

Sí, es la impresión que uno tiene cuando no es de Madrid y va por allí. Con los años se he hecho madrileña aunque no pite (casi) nunca, que molesta a peatones inocentes, y me impaciento en muchos otros lugares.
Besos

Tordon dijo...

Si uno está en la "pole position", es obligatorio estar atento a la salida.
A veces no se pita para recriminar la tardanza del susodicho, sino para que se despierte.

Salu2

PD: Bonito "mix" de microrrelatos.

Alicia dijo...

Claro, despertar al pobre durmiente, función social de los claxon-flojos en los semáforos, no había caído ;-)

Besos