jueves, 8 de julio de 2010

Para dormir

En los cuentos que me cuento al dormir no hay princesas ni hadas. Hace mucho que el príncipe derramó toda su sangre azul a lomos de un caballo desbocado. El castillo, inhóspito, incapaz de albergar mis esperanzas, se derrumbó piedra a piedra, y después lo engulló el fuego.

Los cuentos que me cuento para poder dormir empiezan siempre igual (imagínate) y siguen con imágenes, a veces quietas, a veces en un remolino que dejo de controlar. Viene luego el tacto, real como si no surgiera de mi cerebro. Y llegados a este punto, con un poco de suerte, llega el sueño. Y duermo.

Pero a veces no viene, y los cuentos se multiplican a velocidad de vértigo. Recorro mi memoria buscando historias, rescatando ésa tan antigua que no fallaba. Recurro a tácticas táctiles digitales, y cuando ya no puedo contar sé que pierdo la batalla. Y no duermo.

2 comentarios:

Tordon dijo...

Tus amigos no te olvidan...
¡Feliz Navidad!

Tordon dijo...

Despues de un año,¿aún sigue durmiendo?
¡Mecachis...!
¡Felices fiestas!