Ven a mi lado a empuñar la espada
y matar de una buena vez a las reglas del saber estar,
ésas que nos envenenaron.
Viaja conmigo, sin mapas, ni brújula. Las estrellas
bailotean indiferentes allá arriba.
Nuestros cuerpos por fin saben que no hay un camino.
Ahora que ya nos hemos hecho mayores
y sé que el cielo es tu boca, algunos días,
y conozco muchos infiernos pero en ninguno hace calor.
Bésame con furia
desnúdame los labios
arráncame el aliento.
Ahora.
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