martes, 8 de diciembre de 2009
Duermevela
Cuando llega diciembre los árboles se desnudan al fin entre espejismos de luz
y tú me pides que haga lo mismo.
Cuando llega diciembre tus labios juegan a hacerme cosquillas y aunque
falta mucho para abril, me regalas todas las palabras.
Cuando llega diciembre la niebla ocupa todos los espacios y te oculta entre
sobras de sol, esqueletos grises caminando por la ciudad.
Cuando llega diciembre las piedras que amo se transforman en orgías de watios
que echaré de menos después.
Cuando llega diciembre el frío está fuera, chapoteando con la escarcha mientras
tú revoloteas en las sábanas calientes que acabo de abandonar.
Y por una vez me desnudo, me dejo llevar hacia ti y te cuento
todos los secretos que no has podido entrever antes de que llegara diciembre.
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2 comentarios:
Dígale a su amigo que dosifique los watios, que el invierno es muy largo y la luz muy cara.
Salu2
Si consigue usted hablar con Gallardón, hágamelo saber, que tengo varios temitas pendientes...
Besos,
A.
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